martes, 21 de octubre de 2008

Pensamiento Portaliano


Diego Portales nació el 15 de Junio de 1793 en Santiago, siendo sus padres el Ministro Contador de Ejercito y Real Hacienda Don Joseph Santiago Portales y Larraín Meneces Andia e Irarrazabal, y Doña María Fañez Palazuelos Acevedo y Borja.
Se educó en Santiago en el Convictorio Carolino de Nobles de 1808 a 1814. Indiferente al acontecer revolucionario de 1810, se inclinó hacia el comercio comenzando en 1820 una sociedad denominada Portales, Cea y Cía, y tuvo relaciones mercantiles con el gobierno, por haberse adjudicado el estanco del tabaco, naipes y otros rubros. Sus actividades mercantiles resultaron un fracaso y su sociedad quebró.
La Quiebra de sus negocios lo impulsaron a la acción política y se mezcló con los acontecimientos revolucionarios de 1829, llegando a ser Ministro y Vicepresidente de la República.


De carácter firme y autoritario, trabajó por dar a la republica una organización que le permitiera desarrollarse en el futuro. Creó la Guardia Cívica, como un medio de terminar con el caudalismo y siendo Ministro por segunda vez en 1835, vio la necesidad de combatir a la confederación Perú-Boliviana, creada por el Mariscal Santa Cruz, que amenazaba el futuro de su patria. Consecuente con esta idea dedicó sus esfuerzos a preparar una expedición contra ella y este esfuerzo, mal comprendido por sus compatriotas y muchos miembros de las fuerzas expedicionarias, produjo el Motín de Quillota el 3 de Junio de 1837, que costó la vida a Portales. Sin embargo su muerte hizo popular la guerra contra la Confederación y el triunfo de Yungay.


El Pensamiento portaliano.


Portales se dedicó al comercio desde muy joven. Su sonado fracaso en el negocio del Estanco del Tabaco lo llevó a la política, de la que no se alejaría más. El no fue un intelectual: su obra no se basa en complicadas teorías políticas sino que en una práctica bien aprovechada.
Los Principales lineamientos de su pensamiento fueron:


El concepto de Orden. Su idea respecto del orden se ampliaba al ámbito social. Para Portales, la clase dirigente, poseedora de la riqueza, la influencia y la cultura, estaba naturalmente llamada a gobernar el país. En otras palabras, el orden natural de las cosas establecía quienes debían mandar, y quienes obedecer.
El autoritarismo. Él fue un convencido de la necesidad de una autoridad fuerte con las más altas atribuciones constitucionales. Esto, por una parte, era porque se restauraba la majestad de la autoridad ejecutiva. Por otra parte, la situación del país exigía la existencia de una autoridad fuerte. Pero Portales pensaba que esta autoridad debía ser provisoria, durar hasta que la cultura cívica y la estabilidad del país aconsejaran el pleno ejercicio de los derechos ciudadanos.
La Impersonalidad y probidad de los cargos. Uno de los grandes peligros que Portales veía para la estabilidad republicana era la corrupción y personalización de las funciones del estado. El pensaba que la estabilidad republicana se garantizaba sólo cuando la lealtad de los ciudadanos y los funcionarios del Estado fuera a las instituciones y no a tal o cual persona; el ministro recordaba los profundos daños que había ocasionado en el pasado la lucha entre Carrerinos y O`higginistas.
El sueño portaliano era que las instituciones llegaran a funcionar por sí solas, independientes de qué personas las integraran.
La necesidad de la existencia de una oposición. Uno de los mayores problemas que debieron afrontar las nuevas repúblicas americanas fue la continua intervención de las Fuerzas Armadas en la política. Portales vio, a lo largo de la década de 1820, que uno de los factores de inestabilidad era el ejército, que, de tanto en tanto, se sublevaba. Por esto, aparte de practicar una violenta depuración de sus filas, incentivó en la ciudadanía la creencia de que el ejército debía ser obediente al poder político, por la simple razón de que su exclusivo derecho al uso de la fuerza armada lo tornaba un elemento desequilibrante en la vida nacional.
El carácter pedagógico del Estado. Una de las creaciones más originales de Diego Portales fue la Guardia Cívica. Esta fue una organización de civiles que debía estar preparada para apoyar la labor de las Fuerzas Armadas en defensa de la nación. Pero, en la concepción portaliana, las Guardias Cívicas debían ser verdaderas escuelas de civismo.
La desconfianza a los extranjeros. Portales no temía a los extranjeros, pero desconfiaba de algunos países -particularmente Estados Unidos- que estaban demostrando por esa época un marcado interés por las republicas americanas. El creía que el aporte de los extranjeros a la nación podía ser beneficioso, siempre que existiera respeto entre iguales.
Las ideas expuestas triunfaron, no solo porque representaban el pensamiento de Portales, sino que coincidían, en gran medida, con el pensamiento de la clase dirigente.



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